2.b. El Niño 1986-1988
A partir de julio de 1986 comienza a desarrollarse un fenómeno El Niño que
se extendería hasta el primer trimestre de 1988. Este evento no tuvo la difusión internacional del
que se produjo en 1982-1983 ni mucho menos del más publicitado de todos, el de 1997-1998.
Pese a ser un fenómeno Niño, en DesInventar no se consignaron sequías, usuales en el Pacífico centroamericano en esta
época, pero de acuerdo a un reporte del IMN, sí las hubo, e incluso, como en otras ocasiones, fue
necesario “sembrar” nubes para recuperar el nivel de generación de electricidad en los principales embalses
del país, ubicados en el Pacífico Norte de Costa Rica (Manso y Ramírez, p. 3).
A escala provincial, es en esta ocasión por primera vez que San José es superada
en el número de registros y Limón toma su lugar, representando un 28% de los eventos dañinos
reportados. Las demás provincias, con excepción de Heredia, oscilan entre 14 y 20 registros en esta
oportunidad (fig.8). No obstante, es posible que en realidad en Limón hubiesen ocurrido muchos más
eventos de los que hasta entonces la prensa reportara, y por distintas razones de orden histórico
y social, no fueron registrados, pese a que Limón ha sido el puerto más importante de Costa Rica
y allí se encuentran las instalaciones principales de la Refinadora Costarricense de Petróleo (RECOPE).
Es posible que el cambio en la cantidad de reportes de Limón se haya debido a que una serie
de actividades de reivindicación laboral de grupos de trabajadores pusieron en la escena a Limón
y modificaron la percepción de la jerarquía espacial a escala nacional.
Este aporte limonense al registro de eventos tiene su mayor contribución durante los
meses ENSO, donde deslizamientos, epidemias e inundaciones se dieron en varias ocasiones en los cantones de Talamanca, Siquirres , Pococí y Matina.
El mes de enero concentra 11 de los registros totales de este ENSO en Limón, 6 de
ellos son inundaciones y 4, epidemias. Este mes es usualmente uno de los picos de la época lluviosa del
Caribe, por lo que la ocurrencia de este Niño no representó una variación en el comportamiento
climático de la provincia, pero ello no evita que este ENSO haya reunido 36 de los 52 eventos totales del
quinquenio para Limón. Las epidemias, deslizamientos e inundaciones se produjeron invariablemente durante
todo el período y en distintos meses.
En el tiempo que duró este fenómeno del Niño se produjo un total de
129 eventos hidrometeorológicos dañinos, de los cuales el 35% (45) fueron inundaciones, el 18% (23), deslizamiento
y el 24 % (31), epidemias. Respecto de éstas, es la primera vez que alcanzan una cifra semejante.
Según parece, hubo varios brotes de sarampión, meningitis y paludismo.
Luego de hacer una consulta médica, se ha descartado una relación causal entre
sarampión o meningitis y factores climáticos, dadas sus formas de contagio, pero sí existe
entre éstos y la malaria o paludismo, pues la humedad y temperaturas elevadas crean el ambiente óptimo
para la conservación y producción de los zancudos que la transmiten.
De las 44 epidemias que se produjeron en el quinquenio 85-89, 31 se presentaron dentro de
los meses ENSO, pero sólo 8 del total fueron epidemias de malaria. Cinco de ellas, durante El Niño
86-88. Es por eso que hasta este momento, no puede afirmarse que el incremento en el reporte de epidemias esté
asociado a ENSO, pues sólo una fracción mínima se registró mientras éste se
desarrollaba.
Respecto del quinquenio anterior, los eventos dañinos del período ENSO 86-88
abarcaron un porcentaje mayor (40%) del total de los eventos reportados respecto de los de ENSO 82-83,
pero también tuvieron 6 meses más para generarse, pues El Niño 86-88 se prolongó por 21 meses, en tanto el de 82-83 lo hizo por
15 meses.
En julio iniciaba uno de los trimestres más intensos del fenómeno El Niño
de esta temporada y varias plagas de chapulines se produjeron en este mes de 1987. Es posible sugerir dos explicaciones
a las plagas de langostas, pero probablemente no son las únicas:
a) De acuerdo con la Oficina de Sanidad Vegetal, del Ministerio de Agricultura y Ganadería
(MAG), las langostas o chapulines aprovechan los períodos secos para poner sus huevos, protegiéndolos
así del peligro de eventuales lluvias o inundaciones.
En julio de 1987, El Niño tenía entre 9 y 12 meses de haber iniciado, por lo
que en esta parte del país las condiciones serían excesivamente secas. De hecho, sólo durante
1986, año que tuvo cerca de 6 meses bajo la presencia de El Niño, los días secos en Liberia,
capital provincial de Guanacaste fueron 42 más sobre lo normal y todavía faltaba todo el año
siguiente y el primer trimestre de 1988 hasta que desaparecieran las anomalías meteorológicas de
este evento ENSO. Las langostas habrían aprovechado la época inusualmente seca en Guanacaste
(Pacífico Norte), para asegurar un ciclo reproductivo más.
Sin embargo, julio es un mes propio de la época lluviosa en la región, así
que para que esta explicación fuese la correcta, tendría que suponerse que la escasez prolongada
de humedad en el medio, inducida por El Niño, habría modificado el comportamiento de las langostas
al punto de estimularlas a desovar fuera de temporada, en lo que debería haber sido la época lluviosa.
b) Los muchos meses de sequías habrían estimulado a varias poblaciones de langostas
a buscar alimento simultáneamente y de forma repentina, en un área de 4,470 km2,
que abarca 4 de los cantones de la provincia: Liberia, Cañas, Bagaces y La Cruz. En todos ellos se reportaron plagas de langostas exactamente el mismo día.
Si la población de chapulines hubiese sido muy grande, esta acción pudo haber sido también
una forma de control demográfico, no necesariamente relacionada con ENSO, en procura de que un porcentaje
elevado de ellas pereciese durante su expansión y así reducir la presión por alimentos. Se
sabe que sin razón aparente, grupos de individuos esta especie suelen aparecer repentinamente para luego
desvanecerse de la misma manera.
En la relación entre eventos, son las inundaciones las que se produjeron con mayor
frecuencia, y abarcaron el 37.5% de los 328 registrados en este quinquenio (fig.9).