2.c. Conclusiones para la década.
Entre el año 1980 y 1984, la mayoría de los reportes se concentraron en San
José, a pesar de que El Niño de 1982-1983 afectó seriamente el Pacífico Norte del país,
con una sequía que no fue registrada en DesInventar. Durante el evento de 1982-1983, era poco o nada lo que el gobierno y estado costarricenses
sabían de ENSO y sus implicaciones. La sequía se manejó como un problema local, aislado
y no se le relacionó con ENSO ni siquiera en la esfera gubernamental, pese a su severidad y a la difusión
internacional que alcanzó ese evento.
Luego de un período bastante escaso de reportes, entre 1980 y 1984, a partir de 1985
comienza a configurarse un panorama donde Limón y San José darán la pauta como las provincias
con mayor cantidad de eventos, compartiendo sólo ocasionalmente ese lugar con alguna de las restantes provincias
del país.
Como un patrón para todo el período 1980-1984, independientemente de cuál
sea la condición que caracteriza la variabilidad climática en el país, sea una fase fría
o cálida de ENSO, o un intervalo libre de ellos, las inundaciones, deslizamientos y vendavales mantienen
su predominancia sobre el resto de la tipología de los eventos, pero se registraron al final se registraron
más eventos de estos tres tipos en períodos No ENSO (59%) que ENSO (41%), a pesar de que hubo
21 meses bajo condiciones No ENSO y 27 bajo condiciones ENSO en el este quinquenio.
Esto sugiere algo importante en cuanto a la génesis de los sucesos dañinos
que tienen un componente hidrometeorológico, puesto que no se precisa la existencia de un fenómeno en particular para que aquéllos
se produzcan. Es decir, que como confirmación a la hipótesis acerca de la configuración social
del riesgo ENSO, la concreción de eventos de desastre está más asociada a la vulnerabilidad
construida por la sociedad que a las propiedades inherentes de un fenómeno atmosférico cualquiera.
En esta década y la anterior, al menos dos eventos ENSO (76-77 y 82-83) han deparado
excelentes beneficios a la producción cañera, al punto de hacer las cosechas correspondientes a esos
años, las mejores en la historia de la producción de la caña de azúcar en Costa Rica.
Durante La Niña de 1983-1985 la provincia de Limón siguió el patrón
típico de una fase fría de ENSO, pues reportó menos eventos de lluvias e inundaciones y aumentó
los reportes de vendavales, comportándose como un evento ENSO en fase fría típico para la
región caribeña de Costa Rica.