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SECCION I

PROPUESTA DEL PROYECTO - ECUADOR

5. HIPOTESIS

5.1 Hipótesis generales de la investigación para todo el Proyecto

Los riesgos de desastres ENSO están en aumento

En general los riesgos de desastre están en aumento y cada vez implican mayores impactos económicos y sociales, particularmente en los países en desarrollo. Estos desastres están cada vez más relacionados al clima y específicamente al agua, por exceso o defecto. Dentro de la variable clima asociado a la ocurrencia de eventos ENSO hay cada vez más riesgos de desastres. El incremento del riesgo se produce sobre todo por el aumento de la vulnerabilidad de las comunidades amenazadas.

El evento ENSO en sí no es el desastre.

La ocurrencia de un ENSO climatológico no significa un EN desastroso. Ni siquiera sus manifestaciones climáticas regionales y locales (como las lluvias, avenidas, desbordamientos, olas de calor, incrementos de la TSM, etc) tampoco lo son. La conversión de estos en amenazas que comportan el riesgo de desastre se da por mediación de elementos expuestos y vulnerables ligados a la falta de desarrollo.

Se predice El Niño pero no se maneja el riesgo local

El conocimiento de ENSO y las capacidades de predicción de un evento han aumentado notablemente, sin embargo, ello no ha significado una disminución de los desastres asociados a este fenómeno. Actualmente existe con más o menos certeza posibilidad de predecir la ocurrencia de eventos ENSO con 5 – 6 meses de anticipación, pero ello no significa que el riesgo a nivel local sea manejado adecuadamente.

Los tomadores de decisión (políticos, autoridades, comunidades, etc.), no tienen incorporado los conceptos ENSO y sus posibles impactos en la toma de decisiones. La comunidad sólo recibe informaciones alarmistas, catastróficas y generales, pero no está consciente del riesgo en su comunidad. Por el contrario, algunas instituciones técnicas, algunos sectoriales, pero en mayor proporción sectores productivos, han aprendido de manera significativa estrategias para gestión del riesgo ENSO (empresas de agua potable, telefonía, electricidad, ganaderos, agroexportadores, camaroneros, etc.)

Para mitigar el riesgo de desastres asociados a ENSO se requiere pasar de predicciones regionales a locales. De hecho, la comunidad científica que investiga modelos globales del clima para modelar el ENSO hablan de lo local como el nivel de región o país pero se requiere pasar a predicciones a nivel de provincia, ciudad o comunidad y sobre todo se requiere disponer de sistemas para manejar el riesgo en su globalidad.

No existe el Fenómeno de El Niño

No existe El Niño en singular o no existe un solo tipo de Fenómeno El Niño. De hecho no existen dos EN iguales. Las características de cada Niño son diferentes por su origen, magnitud, frecuencia, duración, inicio, velocidad de desarrollo, etc. y por supuesto por sus manifestaciones. Aunque no necesariamente es verdad, para Glantz, 1996, ENSO mayores estarían conectados a impactos importantes (a nivel mundial ) y los menores a impactos localizados regionales.

En términos de su ocurrencia, sus manifestaciones e impactos, cada país o cada región debe definir su propio Niño. Aún en caso de que sus características oceanográficas-atmosféricas lo fueran, sus impactos locales no necesariamente serán iguales. Es necesario singularizar cada El Niño (EN), sus manifestaciones (lluvias, TSM, Salinidad del mar, Temperatura, Vientos, Caudales, etc.) y sus impactos sobre el ambiente, la economía y la sociedad para poder aprender y prevenir futuros impactos por la ocurrencia de otros eventos EN.

Pretender definir el clima general y en particular el clima local con base a la presencia o ausencia de ENSO o como una sucesión de períodos El Niño y La Niña como es la tendencia de la comunidad científica es un camino equivocado. Peor aún pretender “regularizar” o encontrar una recurrencia promedio para eventos ENSO no tiene utilidad o incluso puede ser contraproducente para el manejo de los riesgos climáticos y en particular los riesgos de los eventos extremos asociados a ENSO. Al contrario, la posibilidad de predecir anticipadamente la presencia de eventos extremos es un potencial para la prevención y mitigación del riesgo de desastres a condición de un enfoque adecuado de los gobiernos nacionales y locales y de los sectores productivos y comunitarios.

5.2 Hipótesis específicas para Ecuador

No todos los ENSO representan desastres en la costa ecuatoriana

No cualquier ENSO tiene efectos sobre la costa Norte de Perú y la costa del Ecuador. Claramente, para Perú y Ecuador son las Temperaturas Superficiales del Mar (TSM) en la Región Niño 1+2 (0-10 S / 80 – 90 W) las que tienen significación para la ocurrencia de los efectos del Fenómeno del Niño en esta región. (Rossel et al, 1995, Woodman, 1999). Para Perú y Ecuador es más adecuado hablar de el “Fenómeno de El Niño” o simplemente “El Niño” (EN) como fenómeno de la variabilidad climática y al mismo tiempo como mecanismo desencadenante de la condición de riesgo que de manera permanente vive la colectividad y no de ENSO como fenómeno global oceanográfico-atmosférico que esconde por su globalidad y generalidad los procesos no naturales que dan origen al riesgo.

Por otra parte, se conoce que pueden haber lluvias sin ENSO pero no pueden haber ENSO sin lluvias (Franco, 2000). Al mismo tiempo no todo ENSO produce lluvias intensas en la costa del Ecuador. Sólo los ENSO muy fuertes o los “Mega Niños” tienen efectos catastróficos sobre esta región, lo cual ocurre de manera poco frecuente. Los Niños moderados o débiles e incluso algunos de los clasificados como fuertes, no tienen una incidencia mayor en términos de desastres que aquellos que son parte de la variabilidad “normal” del clima. De hecho años con “inviernos normales” en períodos NO- ENSO pueden producir igual o mas efectos que Niños suaves o moderados.

Las intervenciones emergentes de última hora prácticamente no tienen incidencia en la mitigación del riesgo de desastres ENSO

Si el EN es en sí muy variable y aún no está perfectamente definido, con mayor razón sus manifestaciones y sobre todo sus impactos sobre la sociedad, son todavía más difíciles de caracterizar, prevenir y mitigar. En este contexto, las intervenciones “emergentes” de última hora no tienen prácticamente validez y no disminuyen de manera significativa el riesgo de desastres.

La respuesta ante el Niño 97-98 fue básicamente en términos coyunturales, a través de un sinnúmero de “obritas” a cargo principalmente de las municipalidades, obras emergentes sin ninguna planificación y de muy poco o ningún impacto. De hecho, ante la magnitud de un El Niño severo queda poca intervención en obras de última hora por hacer. La opción es apuntar al desarrollo, la prevención y mitigación en el mediano plazo, así como en preparar a las comunidades en la gestión de los riesgos en términos de organización, educación, etc. Debemos aprender a convivir con la variabilidad climática y estar preparados para la eventualidad de Niños extraordinarios.

El Niño afecta con mayor intensidad la costa central

El Niño en Ecuador no afecta regularmente a todo el país y ni siquiera a la región costera. Climatológicamente, es la región costera del centro y del centro – sur semi-árido la que mayor efecto sufre por EN. En términos de riesgo de desastre, son esta región y la costa norte, las más expuestas, debido a las condiciones socio-económicas de menor desarrollo relativo y por tanto de mayor vulnerabilidad.


Manabí el más afectado no fue el más atendido


A pesar de haber sufrido la mayor afectación por efecto de EN 97-98, por causas de debilidad política y de menor poder económico en el contexto nacional, la provincia de Manabí recibió una menor atención en las etapas de rehabilitación y reconstrucción post-Niño.